jueves, 31 de julio de 2008

Bichos, bicharracos y demás familia

Recordaba el otro día cuando subíamos al Barranco del Infierno a bañarnos en el río. Allí siempre había libélulas, zapaburus y zapateros. Recordaba también las luciérnagas en el jardín de amama, los bichos palo, los tábanos que nos perseguían, los bichos bola, los grillos a la noche, los saltamontes en la toalla, las plagas de mariquitas rojas y aquellas amarillas,... Rememoraba toda la bicharada que adorna mis recuerdos de infancia y la revivía rodeada de la fauna abundante de este trópico cada vez más caluroso. Lagartijas, libélulas, dragones, camaleones, bichos, bicharracos, escarabajos, mariposas de todos los tamaños y colores, iguanas,... En cambio, de los últimos años pocas imágenes de esta clase de insectos, reptiles y demás familia guardo en mi memoria. Será que volver a la vida contemplativa me hace fijarme en lo que allí pasaba por alto, o, simplemente, ¿será que los hemos matado a base de insecticida?

1 comentario:

tajita dijo...

Todos esos bichos siguen estando. Quizá menos, más débiles, en una Tierra más enferma, pero siguen con nosotros aunque ya no nos acompañen como antaño solían hacerlo. Aun así, confío en que sigan estando cuando nosotros ya no podamos contemplarlos, quizá otros similares, completamente diferentes, mejores o peores, pero seguirán. Nos sobrevivirán a pesar de todo, a pesar de nada. Quiero pensar que así será, y mi esperanza es mayor que mi desconfianza. Estarán cuando nosotros no estemos, y quizá nuestros insecticidas solamente sean una vieja leyenda que las mariposas cuenten a sus hijos en las noches de verano a la luz de las luciérnagas. Quizá si. O quizá no. Yo... no lo se.