martes, 17 de noviembre de 2009

Una Alegría Sabor Limón

Hoy he comprado un polo de fresa y en el palito me ha tocado premio -lo he elegido de limón-.
Desde los 7 años que no me pasaba.

viernes, 6 de noviembre de 2009

jueves, 5 de noviembre de 2009

La fábrica de sueños roba ilusiones

La copa Coca-cola es una copa juvenil para chicos de 15 años. Empieza como una pequeña liga escolar que culmina en un torneo internacional dónde las mejores escuelas de latinoamerica se enfrentan para llegar a jugar la final en el magnánime estadio brasileño de Maracaná y, el equipo ganador, se va a Disney World una semana.
Gonzalo, el nieto de Josune -para quien a estas alturas no la conozca, nuestra abuela argentina adoptiva-, se clasificó como jugador de su escuela para esta liga e iban más que bien, genial, ganando sin problemas a sus contrincantes. Las ilusiones de él y de sus compañeros empezaron a crecer tanto que se contagiaron a las nuestras y todos andábamos ya planeando la asistencia a la final argentina en el estadio del River y, a posteriori, el bikini que llevaríamos para la hinchada en el Maracaná. La ilusión crecía y nos inflábamos como globos que poco a poco pierden el apoyo en tierra.
Pero Coca-Cola, una vez absorbida toda esta ilusión pinchó los globos de este equipo arrebatándoles un partido que, lamentablemente poco tuvo de deportivo. Parece ser que, a causa de la crisis, o de una coima (soborno), vaya ud. a saber, Coca-Cola no pudo continuar pagando la cancha neutral dónde se jugaban los partidos y, por gentileza de una escuela los partidos pasaron a jugarse en su cancha. Vaya. De campo neutral a poder jugar en casa. Las gentilezas en el fútbol sabemos que jamás son gratuitas, por lo cual, cuando al equipo de Gonzalo le tocó jugar contra esta escuela pidieron un cambio de campo. No solo se lo negaron sino que, además, les negaron el acceso a la cancha a los familiares y amigos que fueron a animarles, no en cambio a los familiares y amigos del equipo residente. Después, solo hicieron falta varias faltas no pitadas y un gol anulado para que el marcador llegase a un forzado 0-0. Hubo que jugárselo a penaltys y para entonces la moral de los probres chicos -con más tarjetas amarillas que nunca- ya se había ido a los vestuarios.
Perdieron. Bueno, les robaron el partido.
Fútbol, Coca-Cola y Disney... elementos demasiado peligrosos para la educación de nuestros hijos.