lunes, 31 de diciembre de 2012

Deseos Al Viento


El balance del 2012 es sensacional: iniciamos el año viajando y comiendo pescado del pacífico, estrenamos trabajos, terminamos proyectos y encaramos otros más utópicos todavía, volvimos a mudarnos, abandonamos una ciudad y nos instalamos en un pueblo, seguimos recibiendo visitas maravillosas, encontramos nuevos grandes amigos y llegó Sophia Lur.
Nos sentimos afortunados y solo podemos estar agradecidos a la vida por darnos tantas oportunidades de crecer y aprender, al país que nos acoge por su generosidad y a la gente que nos rodea –cerca y lejos- por mantener viva la magia de la amistad. Eskerrik asko, Gracias, Obrigado.
Ahora se viene el 2013 y los sueños e ilusiones para el año nuevo mantienen nuestras miradas brillantes y el corazón caliente. Vendrán los nuevos retos, los tropiezos, las alegrías, los desafíos, el abismo, los miedos, los logros, los primeros pasos y las sorpresas. No hay forma de saber que nos deparará este nuevo año, pero pedimos que esté regado de sonrisas y alguna lágrima y bien alimentado por besos y abrazos. Juntos los tres podremos hacer frente a todo.
También hemos pedido por todos vosotros. La amama recién estrenada, junto a la recién estrenada nieta , fue quién tuvo el honor de lanzar al aire los deseos y pedidos de felicidad para todos. ¡Esperamos que os lleguen!
Zorionak eta Urte Berri On!
Parabêns e Feliz Ano Novo!
¡Felicidades y Feliz Año Nuevo!

martes, 4 de diciembre de 2012

SOPHIA LUR


Apenas eran unos centímetros el camino a recorrer, pero el salto desde lo más profundo del Universo hasta este recóndito planeta no es un trayecto tan simple de realizar. Fueron horas de Vida intensa, trabajo en familia, mano a mano, corazón con corazón. Perdimos el sentido del tiempo y nos entregamos al Ahora. Le buscamos los límites al cuerpo y descubrimos que la mujer es infinita en fuerza y flexibilidad.
Hacía calor, mucho calor, aunque fuera llovía. El viento se agolpaba contra las ventanas y las nubes bajaron para no perderse el momento. El sol salió de repente y Sophia Lur saltó a los brazos de su padre, con los ojos abiertos y llorando a pleno pulmón. Nunca un llanto me produjo tanta alegría y tanta paz.
El cuerpo se relajó, nuestros ojos se encontraron y a los 20 minutos ya estaba mamando -semejante viaje astral además de susto produce hambre-.
Nació en casa,  y aunque estábamos solos nunca estuvimos abandonados. La Vida estuvo de nuestra parte todo el tiempo;  Maravilloso Fran mandaba coordenadas vía telefónica desde Buenos Aires ayudándonos a no perder el rumbo; Matías, el pediatra, se presentó en casa apenas 15 minutos después de que el dragón rugiese en su cuerpo de niña. Fue él quien le cortó la cola, pero le llamó cordón umbilical.

Gracias a la Vida y Gracias a Fran y Matias, Gacias a la paciencia, coraje, amor y respeto de Marco, ahora somos 3, felices, sanos, glotones y agotados.