jueves, 21 de enero de 2010

La Alegría de estar Triste

CRÓNICA DE UN CONCIERTO DE SABINA EN BOCA
Era martes por la tarde y llovieron 4 entradas para ver a Sabina. Fue una de esas noticias que de repente te desborda el alma. Alegría porque alguien se ha acordado de ti, ilusión por ver a un mítico y super emoción por saber que íbamos a entrar en La Bombonera.
Llegamos pronto queriendo adelantarnos a las 40.000 personas que tuvieron la misma idea que nosotros. Choripan y agua para la espera hasta que, por fin, entramos. Con las entradas en la mano subimos, subimos y subimos aún algunas escaleras más. Entramos por el pasillo de la mole de cemento en amarillo y azul, nos indicaron nuestro lugar, entramos por un pasillo todavía más estrecho y... de repente, sin previo aviso, la ley de la gravedad dejó de actuar. El campo parecía estar directamente bajo nuestros pies, las bancadas se precipitaban en una inclinación casi estampada y de la emoción de aquella sensación... conseguí contener las lágrimas axfisiándolas en piel de gallina. A dunático le brillaban los ojos y le temblaba la voz: “Uuau! Estamos en la Bombonera” acertó a decir. Y entonces, en ese momento, como las emociones enlatadas de un programa de televisión, las 20.000 personas que ya habían conseguido entrar gritaron y aplaudieron eufóricos. Sabina acababa de entrar en palco. Presentó a los teloneros: Pereza, ni más ni menos. Y nos dejó, a ritmo de rock, ir adaptándonos a la primera de todas las emociones que nos quedaban por delante.
El de Ubeda abrió con un Tiramisú de Limón delicioso. Un pequeño aperitivo para anticipar que se venía un concierto bastante rockero. Algún tema del nuevo disco, un par de poemas y un abrazo a Buenos Aires, “que la echaba de menos”. El requiem por todos los que ya no estaban marcó un antes y un después. Fue mencionar a Fontanarrosa y a la negra Sosa y las lágrimas de muchos salieron imprevistas mientras empezaba el repertorio de clásicos. El “Al llegar a la plaza de Mayo me dio por llorar y preguntar¿dónde estas?” no pasó desapercibido y el homenaje quedó grabado en las estrellas que se amontonaban sobre el campo, a cielo descubierto.
Pero el momento más emotivo llegó después de todas esas que quieres que cante y que cantó. Fue con Dieguitos y Mafaldas que el público porteño dio lo mejor de sí. Le cantaron la canción, “y en colectivo, a la cancha de Boca” Sabina ganó el partido.
Ganó el partido y a poco más el cambio de nacionalidad. Se reveló un amor incandescente y recíproco entre el cantante, las bonaerenses, la ciudad y el estadio. Un menage a 4 dónde a gritos y sin desarraigo se decía: “joaquin es argentino o, o, e, o e.”
Y es que Sabina tiene muchos encantos discutibles pero un don innegable: convierte la melancolía en objeto de deseo y hace que te alegres de estar triste. En un campo de fútbol, con la amplitud del cielo y el perfil de la luna observando, rodeado de otros 40.000, Joaquín Sabina consigue, a solas con su guitarra, llevarte a los recovecos más íntimos de un tu y yo. Cálidos son sus desamores, fruto de esa inspiración recompuesta en palabras ingeniosas que se amontonan sobre buena música y una voz... peculiar.
Basta escucharlo un cachito para que, sin querer, te encuentres revolviendo los recuerdos impregnados de su venganza hecha canción y quieras volver a aquellos tiempos. Echas de menos a todos los que te acompañaron a lo largo de su larga carrera musical, primero en cassettes y las canciones mal cantadas viajando con amigos; luego en cd's o en los desayunos con tomate, ajo, pan y guitarra a las 4 de la tarde después de 500 noches tratando de olvidarte; y ahora en mp3 con un estribillo como lema: que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena

Lo de ayer fueron muchos regalos en uno y sobre todo, fue una suerte.
Eskerrik asko Javi Baños!

3 comentarios:

Aventurada dijo...

Por qué siempre que os leo, Dunáticos, pienso en esa especie de melancolía y alegría que tenéis de estar allá donde estáis. Suerte y alegría por ver a un grande de nuestra tierra, en un lugar tan lejano, y emoción por verlo donde lo visteis.
Buena lectura para el desayuno de un lunes cualquiera (como el de hoy).
Un abrazo muy grande Dunáticos.
Se os quiere.

Pd. Me ha emocionado saber que por unos instantes estuve allí, aunque sea porque me recordaste gracias a la música.

LaPrórrogaDeUnCadáver dijo...

Galinha de Pel.

nerele dijo...

Me pusiste los pelos de punta con tu crónica, gracias por comartir un pedazito de tu regalo.
Veo que por allí no os cuidaís mal, y además os llegan visitas que siempre alegran el alma.
Yo hace poquito hice una visita a China, asi que agote mi saldo.
Pero siempre nos quedará la peninsula.
Ando entre Granada y Madrid, por si el regreso
Un beso guapa
cuidate