Estábamos sedientos de dunas así que encaminamos nuestros rumbos en busca de un paisaje que éramos incapaces de imaginar. Tan altas, tan grades, tan variadas... surcamos caminos de luna y desierto contrapuestos a repentinos pedazos de frondosa selva. Jugamos perdiendo la mirada en el horizonte a descubrir formas en piedras talladas por las aéreas manos de la lluvia escultora. Dudamos que aquello pudiese ser cierto, así que agradecimos soñar despiertos.
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