miércoles, 3 de diciembre de 2008

Rumanian City



La capital rumana española volvió a ser destino después de tres horas de tren y un desayuno delux por la ciudad condal. Por primera vez bajamos en la estación subterránea con ilusión, nerviosos por volver a ver a aquellos que echábamos de menos. La Familia Feliz y su duendecillo, que ya camina y corre, nos acogieron de brazos abiertos y nevera llena. Conversaciones risas y nostalgias. Buenos momentos, grandes amigos y un edredón caliente que intentó secuestrarnos al amanecer.
Por la mañana fingimos una rutina y volvimos cada uno a sus antinguos puestos de trabajo. Me alegra ver que las cosas no siguen igual pero que la buena gente nunca cambia... os dejo un recuerdo de épocas pasadas y buen rollo.

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