viernes, 7 de noviembre de 2008

Recuerdos al Viento


En Amazonas parece que todo lo trae el río, pero él llegó de lejos y lo trajo el viento. Tenía los ojos de bosque, el alma salvaje y sonrisa de luna. Llegaba de lejos y tal vez no supiese hacia dónde iba pero posó sus pies en tierra mojada para reafirmar que aún tenía alas. Voló paseó y planeó. Gritó en las tormentas, dibujó los vientos y abrazó la calma. Después, como los vientos que nunca paran, continuó su camino para volver a abrazar su mar mirado, su corazón estrella.

Aunque se fue para no volver, su voz se quedó presa entre los árboles, saltando de rama en rama con las suaves brisas. De noche, cuándo la selva más habla, bajó su voz para sussurrarme al oído. Me cuenta, me habla, me abraza. Me hace reír.

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