lunes, 3 de septiembre de 2012

Primero fue la Mujer y luego el Hombre


Ayer por un problema de horario no pude asistir a la clase de Yoga para embarazadas y fui a una de Yoga con gentes de ambos sexos y vientres planos. Mientras me sacaba los zapatos un chico sentado frente a mi entabló conversación típica de meses, movimientos y posible fecha de parto. Se levantó, colocó su mano sobre mi hija y con una amplia sonrisa dijo:
-Ojala sea varón.
Y se fue feliz, quizá pensando que me había bendecido o algo por el estilo.

No es la primera vez que escucho un comentario semejante. Desde el principio nosotros creímos que era niña, pero podía haber sido niño tranquilamente y sus padres íbamos a ser igual de felices, ni más ni menos. Pero el entorno, en general, parece que no. No se si saben la cantidad de veces que, antes de estar confirmado el sexo todo el mundo apostaba, casi con esperanzas, a que fuera niño.
es ella y le toca las narices que que otros opinen...
Los comentarios que se escuchan van desde simples “¡¡ay que sea niño!!” hasta salvajes “¿estas segura que es niña? ¡Porque estás muy guapa!” y la gente se te quedan tan feliz y sonriente, mirando, esperando que vos, embaraza, ergo mujer que un día fue niña, sonrías y colabores con esa mediocre y sexista convicción que, os aseguro me tiene podrida, mantiene el privilegio del primogénito varón. 

¿Sabían que todos, absolutamente todos, durante los primeros meses de vida somos mujeres? Luego algunos cambian de sexo allá por la semana 10 de gestación y, a raíz de una fuerte lluvia de testosterona, desarrollan genitales masculinos y posteriores diferencias físicas y psíquicas. Pero esas diferencias, son solo eso, diferencias. No hacen a los bebés ni mejores ni peores…  de eso nos encargamos luego nosotros, con comentarios inofensivos o historias de costillas que educan desde la panza.

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