martes, 2 de septiembre de 2008

Urubú


Sentados en un tronco seco observamos el paisaje árido y desértico con los ojos entreabiertos sensibles ante tanta claridad. El horizonte tiembla a causa del calor y la leve brisa salada no es suficiente para disfrazar la acidez del ambiente. Olor a carroña, restos de res muerta, seca, podrida y suculenta para el urubú. Acaban de celebrar un banquete glorioso, han comido todos por turnos y sin pelearse en un festival digno de ver. La abundancia de carne les ha permitido mantener los modales. Algunos nos miraban de reojo, desconfiados, emitían graznidos metálicos y se alejaban en un medio andar medio volar bastante torpe. Al abrir las alas este animal impone respeto, sus más de dos metros de envergadura negra provocan que retires la mirada, no los quieres provocar; incluso sabiendo que no te atacarán- estamos demasiado vivos para ellos- no pensamos robarles la comida-.
Llevamos mucho rato aquí y algún lazo de amistad se une ente nosotros. De pronto siento pena por este animal desvalorizado, criticado y humillado siempre como símbolo del mal... Disney ha hecho estragos inculcando valores (y colocando acentos), instruyéndolos en batallones fascistas o, en una versión más cómica, presentándolos como burlones, insensibles e irreverentes, desconfiando poder ver un elefante volar.
Éste es un pájaro humilde, que espera a la muerte para alimentarse, sin dañar a nadie, limpiando la tierra de posibles enfermedades, tragándose hedores, aprovechando los despojos que nadie más quiere. Tal vez sea hora de que renovemos nuestros héroes honrando a quienes, en silencio y sin molestar aprovechan lo poco que los gobiernos les dan, sin ofender, sin agredir, sin herir... tal vez va siendo hora de revisar nuestros valores y empezar a ser fieles a ellos.

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