Apenas eran unos centímetros el camino a recorrer, pero el salto
desde lo más profundo del Universo hasta este recóndito planeta no es un
trayecto tan simple de realizar. Fueron horas de Vida intensa, trabajo en
familia, mano a mano, corazón con corazón. Perdimos el sentido del tiempo y nos
entregamos al Ahora. Le buscamos los límites al cuerpo y descubrimos que la
mujer es infinita en fuerza y flexibilidad.
Hacía calor, mucho calor, aunque fuera llovía. El viento se
agolpaba contra las ventanas y las nubes bajaron para no perderse el momento.
El sol salió de repente y Sophia Lur saltó a los brazos de su padre, con los
ojos abiertos y llorando a pleno pulmón. Nunca un llanto me produjo tanta
alegría y tanta paz.
El cuerpo se relajó, nuestros ojos se encontraron y a los 20
minutos ya estaba mamando -semejante viaje astral además de susto produce
hambre-.
Nació en casa,
y aunque estábamos solos nunca estuvimos abandonados. La Vida estuvo de
nuestra parte todo el tiempo;
Maravilloso Fran mandaba coordenadas vía telefónica desde Buenos Aires
ayudándonos a no perder el rumbo; Matías, el pediatra, se presentó en casa
apenas 15 minutos después de que el dragón rugiese en su cuerpo de niña. Fue él
quien le cortó la cola, pero le llamó cordón umbilical.
Gracias a la Vida y Gracias a Fran y Matias, Gacias a la
paciencia, coraje, amor y respeto de Marco, ahora somos 3, felices, sanos,
glotones y agotados.
2 comentarios:
ZOrionak Nuria, Marcos eta Sophia Lur!! eres una valiente, Airun!mira que llevaba acordándome de ti unos cuantos días...apenas un mes se llevan nuestros dragoncitos!supongo que tardarás en leer esto porque yo tb casi ni tengo tiempo para ello, pero espero que disfrutéis de esta nueva experiencia día a día, paso a paso! Mila muxu danoi, unibertso hontan topatuko gara nonoiz! Etiam
POZA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
eta Jesu bidean. Zuen emozioak areitik honaino ailegatuko dira.
Musuak.
Agur
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