martes, 4 de diciembre de 2012

SOPHIA LUR


Apenas eran unos centímetros el camino a recorrer, pero el salto desde lo más profundo del Universo hasta este recóndito planeta no es un trayecto tan simple de realizar. Fueron horas de Vida intensa, trabajo en familia, mano a mano, corazón con corazón. Perdimos el sentido del tiempo y nos entregamos al Ahora. Le buscamos los límites al cuerpo y descubrimos que la mujer es infinita en fuerza y flexibilidad.
Hacía calor, mucho calor, aunque fuera llovía. El viento se agolpaba contra las ventanas y las nubes bajaron para no perderse el momento. El sol salió de repente y Sophia Lur saltó a los brazos de su padre, con los ojos abiertos y llorando a pleno pulmón. Nunca un llanto me produjo tanta alegría y tanta paz.
El cuerpo se relajó, nuestros ojos se encontraron y a los 20 minutos ya estaba mamando -semejante viaje astral además de susto produce hambre-.
Nació en casa,  y aunque estábamos solos nunca estuvimos abandonados. La Vida estuvo de nuestra parte todo el tiempo;  Maravilloso Fran mandaba coordenadas vía telefónica desde Buenos Aires ayudándonos a no perder el rumbo; Matías, el pediatra, se presentó en casa apenas 15 minutos después de que el dragón rugiese en su cuerpo de niña. Fue él quien le cortó la cola, pero le llamó cordón umbilical.

Gracias a la Vida y Gracias a Fran y Matias, Gacias a la paciencia, coraje, amor y respeto de Marco, ahora somos 3, felices, sanos, glotones y agotados.

2 comentarios:

Unknown dijo...

ZOrionak Nuria, Marcos eta Sophia Lur!! eres una valiente, Airun!mira que llevaba acordándome de ti unos cuantos días...apenas un mes se llevan nuestros dragoncitos!supongo que tardarás en leer esto porque yo tb casi ni tengo tiempo para ello, pero espero que disfrutéis de esta nueva experiencia día a día, paso a paso! Mila muxu danoi, unibertso hontan topatuko gara nonoiz! Etiam

eta artistak, zer dio? dijo...

POZA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
eta Jesu bidean. Zuen emozioak areitik honaino ailegatuko dira.
Musuak.

Agur